El café llegó al Perú por primera vez entre 1740 y 1760, en un momento en que el Virreinato del Perú cubría un área más grande que la del país en la actualidad. Aunque el clima era adecuado para la producción a mayor escala, todo el café cultivado en los primeros cien años se consumió localmente. De hecho, las exportaciones iniciales, a Alemania e Inglaterra, no comenzaron sino hasta 1887.
Sin embargo, en la década de 1900, el gobierno peruano incumplió con un préstamo del Estado británico y terminó entregándoles dos millones de hectáreas de tierra en el centro de Perú como reembolso. Una cuarta parte de este terreno se concedió a plantaciones, cultivos en crecimiento que incluían café. Como resultado, los trabajadores migrantes de las zonas altas vinieron a laborar en estas granjas y algunos incluso terminaron siendo dueños de estas propiedades. Otros luego comprarían tierras a los británicos cuando salieron de la nación.
Desafortunadamente para la industria cafetera, la administración de Juan Velasco promulgó leyes en el período de 1970 que paralizarían el crecimiento. El Acuerdo Internacional del Café había garantizado las ventas y los precios, por lo que había pocos incentivos para crear una infraestructura adecuada. Cuando se retiró el apoyo estatal, la industria se hundió en el caos. En efecto, la calidad del café y la posición del mercado de Perú sufrieron aún más a manos del partido comunista, Sendero Luminoso, cuya actividad guerrillera destruyó cultivos y expulsó a los agricultores de sus tierras.
El vacío dejado en el sector cafetalero del país ha sido llenado recientemente por organizaciones no gubernamentales como Comercio Justo (Fair Trade), y ahora una gran cantidad de granos peruanos tienen certificación “Comercio Justo”. Así mismo, se dedica cada vez más superficie a las plantaciones: en 1980 había 62.000 hectáreas; hoy la cifra es de 95.000 hectáreas. Perú es ahora uno de los mayores productores de café del mundo.
A pesar de esto, la infraestructura dentro de la nación todavía se interpone en el camino para que se produzcan lotes de muy alta calidad. Pocos molinos están situados cerca de las fincas, lo que significa que el café a menudo viaja más tiempo de lo deseable después de la cosecha, antes de que comience el procesamiento. Además, algunos granos terminan comprándose y mezclándose con otros diferentes, para luego ser revendidos de camino a la costa para su exportación. Curiosamente, alrededor de una cuarta parte de los cien mil pequeños productores del país son ahora miembros de cooperativas, y es importante recordar que la certificación de “Comercio Justo” solo puede aplicarse a los cultivos de una cooperativa. Por otra parte, también hay una fuerte cultura de producción orgánica en Perú, aunque esto rara vez genera una taza de mayor calidad. De hecho, sus cafés orgánicos tienden a ser tan baratos que acaban bajando los precios pagados a otros agricultores, independientemente de que produzcan cafetos de alta calidad. Quizás por esto, así como por la siembra generalizada de la variedad Típica, la roya de la hoja es cada vez más un problema para los productores peruanos. Ha habido brotes severos de este hongo, que bien pueden reducir el rendimiento en un futuro cercano.
Cooperativa De Café
CENFROCAFE es una cooperativa con más de 80 asociaciones agrícolas, así como seis otras de procesamiento y acabado de molino seco. Bajo esta práctica, el producto es comercializado por la oficina de finanzas, marketing y ventas en Jaén, con acceso directo a los mercados de exportación internacionales, lo que finalmente beneficia a varios cientos de cafetaleros de la región. No obstante, todo el café que comercializan estas entidades es de una zona por encima de los 1.000 metros de altitud. Esta organización ha facilitado el acceso de un gran número de familias campesinas a los mercados internacionales. De esta manera, los granos que se comercializan a través de CENFROCAFE, en un 92% aproximadamente, son orgánicos; y 100% están certificados como “Comercio Justo”. Esto ha resultado en una mejor calidad y una mayor demanda de variedades peruanas en el ámbito internacional, a precios competitivos. El procesamiento del café en Perú se realiza principalmente mediante molienda húmeda en el sitio de las plantaciones. A través de este método, el contenido de humedad de las semillas se reduce a cerca de un 20% y luego se transporta a los molinos secos. Sin embargo, este sistema descentralizado es desfavorable para las áreas cafetaleras del norte del país, ya que ha provocado inconsistencias en la calidad, promoción de la pudrición y crecimiento de hongos.
Trazabilidad
Los mejores cafés deben ser rastreados hasta un grupo de productores o hasta una sola hacienda.
Perfil de Sabor
Típicamente, los cafés peruanos han sido limpios, así como un poco suaves y planos. Son dulces y de cuerpo más o menos pesado, pero no muy complejos. Además, cada vez hay más granos distintivos y jugosos disponibles.
Regiones de Cultivo de Café
Número de sacos de 60 kg en 2020: 3.800.000
Parte del café se cultiva fuera de las principales regiones que se enumeran a continuación, pero no en las mismas cantidades y sin el mismo nivel de reconocimiento. En otro sentido, algunos podrían argumentar que Perú está en una buena posición para lidiar con el aumento de temperaturas que puede venir con el cambio climático, ya que tiene una vasta cantidad de tierra en altitudes superiores que pueden volverse aptas para las cosechas en el futuro.
Cajamarca
Cajamarca es un estado en el norte de la nación llamado así por su ciudad capital, y cubre el extremo norte de los Andes peruanos. La región se beneficia de un clima ecuatorial y suelos aptos para el café. Aunque, la mayoría de los cafeteros de esta zona son pequeños agricultores, a menudo están bien organizados y pertenecen a colectivos de productores, que brindan ayuda técnica, capacitación, préstamos, desarrollo comunitario y otro tipo de apoyo. Una de estas cooperativas en la región, CENFROCAFE, trabaja con 1.900 familias para promover el tostado de los granos y dirige un café local para ayudar a los agricultores a diversificarse.
Altitud: 900–2050 m
Cosecha: marzo-septiembre
Variedades: Borbón, Típica, Caturra, Pache, Mondo Novo, Catuai, Catimor
Junin
Esta región produce entre el 20 y el 25 por ciento del café de Perú, el cual crece entre la selva tropical. El área sufrió en las décadas de 1980 y 1990 como resultado de la actividad de la guerrilla, y el descuido de los árboles durante este período permitió que las enfermedades de las plantas se propagaran. Debido a esto, la industria cafetera tuvo que reiniciarse desde casi nada a fines de 1990.
Altitud: 1400-1900 m
Cosecha: marzo-septiembre
Variedades: Borbón, Típica, Caturra, Pache, Mondo Novo, Catuai, Catimor
Cusco
Cusco es una región del sur de Perú donde el café, de alguna manera, es la alternativa legal al otro cultivo popular en esta zona: la coca. De esta manera, la mayor parte de los cafetos son cosechados por pequeños propietarios, en lugar de fincas más grandes. El área prospera con el turismo, y muchos visitantes viajan por la ciudad de Cusco en su camino para ver Machu Picchu.
Altitud: 1200-1900 m
Cosecha: marzo-septiembre
Variedades: Borbón, Típica, Caturra, Pache, Mondo Novo, Catuai, Catimor
San Martin
Esta región se encuentra en el lado oriental de los Andes y muchos agricultores tienen cafetales en parcelas de entre 5 y 10 hectáreas. Si bien en el pasado, esta era la principal zona de producción de coca en Perú, las cooperativas de la región ahora promueven la idea de la diversificación mediante la plantación de otros cultivos junto con el café, como el cacao y la miel. En los últimos años, el nivel de pobreza en San Martin ha disminuido drásticamente, del 70% al 31% de la población.
Altitud: 1100-2000 m
Cosecha: marzo-septiembre
Variedades: Borbón, Típica, Caturra, Pache, Mondo Novo, Catuai, Catimor