En 1728, Sir Nicholas Lawes, gobernador de Jamaica, importó café a esta nación desde Martinica. El país era ideal para este cultivo, por lo que nueve años después de su introducción se exportaban 37.000 kg de cafetos. Sin embargo, el verdadero boom inició en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando el café se extendió desde el área de San Andrés hasta las Montañas Azules. De esta manera, para el año 1800, unas 686 plantaciones estaban en funcionamiento, y en 1814 la producción anual de Jamaica era de alrededor de 15 millones de kg (aunque algunas estimaciones son considerablemente más altas).
Después de este auge, la industria comenzó a experimentar un lento declive. Probablemente, la razón principal fue la falta de mano de obra, aunque también influyeron otros factores. La trata de esclavos se abolió en 1807, pero la emancipación de los estos en la isla no se produjo sino hasta 1838. Si bien se habían realizado algunos esfuerzos para reclutar a los ex-esclavos como trabajadores privados, el café luchó para competir con otras industrias. Cuando se combinó con un manejo deficiente del suelo, así como la pérdida de las condiciones comerciales favorables que Gran Bretaña había extendido anteriormente a sus colonias, resultó en una fuerte disminución de los cafetos. En 1850, solo quedaban alrededor de 180 plantaciones y el rendimiento se había reducido a 1.500.000 kg. A pesar de que para finales del siglo XIX, Jamaica producía alrededor de 4.500.000 kg de café, empezaron a aparecer serios problemas de calidad.
Para entonces, muchos agricultores abandonaron el sector cafetalero por la ganadería y otros cultivos. Con el fin de salvar la industria, en 1891 se aprobó una ley para “dar instrucciones en el arte del cultivo y curado del café enviando a ciertos distritos, instructores competentes”. Se realizaron esfuerzos para incrementar la producción de café y establecer una Central Cafetera para procesamiento y clasificación. No obstante, este esfuerzo por mejorar la calidad no tuvo mucho éxito. Hasta 1943 era inaceptable para el mercado canadiense, que en ese tiempo era el mayor comprador de café jamaiquino. Luego, en 1944, el gobierno estableció una Cámara de Compensación Central de Café donde todos los granos para exportación tenían que ser entregados para ser limpiados y clasificados. Con esto, se estaba mejorando los atributos de las exportaciones de café del país. En junio de 1950 se formó la Junta de la Industria del Café para elevar y mantener oficialmente la calidad del café exportado.
A partir de este momento, las variedades de la región de Blue Mountain (Montaña Azul) ganaron reputación de manera lenta y constante hasta que llegaron a ser considerados entre los mejores cafés del mundo. Sin embargo, para este período todavía había pocos cafetos bien procesados disponibles, y hoy incluso no pueden competir con los mejores granos de América Central, del Sur o del Este de África. Los cafés jamaicanos tienden a ser limpios, dulces y muy suaves. Carecen de la complejidad o las características distintivas que se pueden esperar de los de especialidad. Dicho esto, producían constantemente, y comercializaban inteligentemente, cafés limpios y dulces mucho antes que otros productores, y esto les dio una clara ventaja durante algún tiempo.
Perfil de Sabor
Cafés limpios y dulces, aunque raramente complejos, o jugosos y afrutados.
Regiones de Cultivo
Número de sacos de 60 kg en 2020: 27.000
En realidad, solo hay una zona de cultivo importante en Jamaica, y probablemente sea una de las regiones más famosas del mundo.
Blue Mountain (Montaña Azul)
El tema de una de las piezas de marketing más exitosas en la historia cafetera, esta región particular de Jamaica está claramente definida y bien protegida. De hecho, solo los cafés cultivados entre 900 y 1500 m en las parroquias de Saint Andrew, Saint Thomas, Portland y Saint Mary pueden denominarse “Jamaica Blue Mountain”. Aquellos plantados entre 450 y 900 m se pueden llamar “Jamaica High Mountain” (Montaña Alta), y cualquier cosa por debajo de esto se conoce como “Jamaica Supreme” (Supremo) o “Jamaica Low Mountain” (Montaña Baja).
A propósito, la trazabilidad de los granos Blue Mountain puede resultar algo confusa, ya que la mayoría de los cafés se venden bajo el nombre del molino en el que se procesan. Es posible que, en ocasiones, estos molinos mantengan separados los cafetos de una gran finca, pero por lo general compran a la notable cantidad de pequeños agricultores que cultivan café en la región.
Durante mucho tiempo, la mayor parte de la producción de Blue Mountain de Jamaica se vendió a Japón. Se exportaba en pequeños barriles de madera en lugar de en sacos de yute. Asimismo vale la pena señalar que, debido a su capacidad para lograr precios muy altos, habitualmente hay una variedad considerable de café etiquetado de forma fraudulenta como Blue Mountain en el mercado.
Altitud: 900-1,500 m
Cosecha: junio-julio
Variedades: Jamaica Blue Mountain (un derivado de Típica), Típica