Es probable que el café llegara a Haití desde la isla de Martinica, mientras era una colonia francesa recién fundada en 1725. En este marco, la primera variedad se habría cultivado alrededor de Terroir Rouge en el noreste del país; mientras que diez años después aparecería otra plantación en las montañas del norte de Haití. La producción cafetera aumentó rápidamente en la isla y varias fuentes afirman que, entre 1750 y 1788, la nación originó entre el cincuenta y el sesenta por ciento del café mundial.
La industria alcanzaría su punto máximo en 1788 y los años siguientes de revolución, que finalmente condujeron a la independencia en 1804, verían disminuir de manera acelerada la producción de café. Así mismo, la revolución en la isla no solo tuvo un impacto en el rendimiento, sino que también en términos de comercio internacional. La industria se reconstruyó poco a poco, alcanzando otro pico en 1850 antes de retroceder nuevamente. Sin embargo, el sector cafetero volvió a tener un auge en la década de 1940 y, en 1949, Haití logró producir un tercio del café global.
La producción de cafetos, como muchos aspectos de la economía haitiana, sufrió bajo los regímenes de François Duvalier entre 1957 y 1986. Además, los desastres naturales contribuirían a obstaculizar aún más la industria. El colapso del Acuerdo Internacional del Café dio lugar a informes en 1990 de que los agricultores del país optaron por quemar sus plantaciones para fabricar carbón para vender.
A mediados de la década de 1990, se creó una organización llamada Fédération des Associations Caféières Natives (FACN, Federación de Asociaciones Cafetaleros Nativos). Básicamente, compraba granos en pergamino seco, los molía, los clasificaba y los mezclaba. El café había sido lavado en lugar de procesado en seco, algo bastante inusual.
De esta manera, la FACN fundó una marca llamada Haitian Bleu (Azul de Haiti), haciendo referencia al color del café crudo causado por el proceso de lavado, y controló su ruta al mercado. Al hacerlo, pudo elevar los precios pagados a los productores durante un tiempo. Si bien no se puede rastrear de la forma en que esperamos que sea el café de especialidad hoy en día, creó una prima en torno a la procedencia y la historia. No obstante, la mala gestión de la federación llevó a la disminución de los volúmenes, y el incumplimiento de los contratos con los tostadores ocasionó la eventual caída y quiebra de la FACN.
Por otra parte, el terremoto de 2010 que devastó la isla haitiana también devastó la industria cafetera, la cual se encontraba en constante declive. Con un valor de $7 millones en el año 2000, para 2010 había disminuido su importe a solo $1 millón. A pesar de esto, se esperaba que el café desempeñara un papel en la recuperación económica de la nación, junto con los mangos, el otro cultivo importante. Varias ONGs (organizaciones no gubernamentales) han trabajado para invertir en el sector. A propósito, aunque ya se exportan variedades lavadas de alta calidad desde el país, la industria sigue siendo muy pequeña y está creciendo lentamente.
Trazabilidad
Si puede encontrar café haitiano de alta calidad, lo más probable es que provenga de una cooperativa de productores. En realidad, no hay fincas que vendan granos en el país. Además, Haití consume casi tanto café como produce, por lo que se exporta muy poco.
Perfil de Sabor
Relativamente con cuerpo, terroso y, a veces, picante con un poco de acidez, un perfil de sabor típico del “café de la isla”. Por lo general, los mejores lotes tienen una dulzura suave.
Regiones de Cultivo
Número de sacos de 60 kg en 2020: 345.000
La producción de café en Haití ha disminuido hasta el punto de que no sería exacto describirlo como si tuviera múltiples regiones de cultivo.
Altitud: 300 a 2000 m
Cosecha: agosto-marzo
Variedades: Típica, Caturra, Borbón