Alrededor de 1790-1804, el gobernador Tomás de Acosta importó seis libras de granos de café verde para la siembra de Panamá en 1808. Poco tiempo después, el padre Félix Velarde comenzó a cultivar las semillas en su jardín, animando a sus vecinos de San José a hacer lo mismo. Así, se inició el cultivo de café en Costa Rica, especialmente en el Valle Central cerca de la capital.
Las primeras exportaciones del país fueron a Colombia y Panamá en 1820. En tal sentido, cuando se declaró su independencia de España en 1821, el gobierno municipal comenzó a alentar a los ciudadanos a cosechar café; en pos de este esfuerzo, suministró a todas las personas interesadas 25 plantas de cafetos de forma gratuita. Los registros muestran que había alrededor de diecisiete mil árboles en Costa Rica en ese momento. En 1825 el gobierno costarricense continuó su promoción del café eximiéndolo de ciertos impuestos, y en 1831 decretó que si alguien cultivaba café en tierras en barbecho durante cinco años, podía reclamar su propiedad. Por lo tanto, la producción desde el inicio fue diferente de la mayoría de los demás países. Al contrario de las grandes plantaciones, en Costa Rica los individuos cultivaron el café ganándose rápidamente los corazones y las almas de todos. De manera simbólica, en el futuro crearía la clase media democrática más grande de toda América Central.
A partir de 1823 y hasta principios de la década de 1840, los capitanes de mar ingleses con base en Valparaíso, Chile, llevaron café costarricense a Europa. Sin embargo, debido a que llegó a través de la nación chilena, los europeos no conocían su procedencia real. De hecho, se vendió en Inglaterra con el nombre de Café Chileno de Valparaíso.
Durante este período, varios plantadores costarricenses comenzaron a cosechar café a gran escala. Uno de estos fue el tabacalero don Mariano Montealegre Bustamante. Puesto que poseía la tierra, el conocimiento y los medios, don Mariano pronto se convirtió en uno de los cafetaleros más prósperos de Costa Rica. Sus plantaciones de café estaban ubicadas en las cercanías de lo que hoy es el Parque La Sabana, en el extremo oeste de San José.
En 1842, los costarricenses hicieron sus primeros envíos directos de café a Inglaterra a bordo de los barcos británicos Sirena y Ellerslie, poco después de que los ingleses invirtieran cada vez más en Costa Rica. Luego, para 1854, otro grupo con visión de futuro exportó este “grano de oro” a Londres con la cooperación de William Le Lacheur Lyon, capitán del barco inglés Monarch. Esto finalmente llevó al establecimiento del Banco Anglo-Costarricense en 1863, que proporcionó financiamiento para permitir que la industria creciera.
Estos intercambios directos fueron eventos excepcionales en la historia de Costa Rica. Dentro de este marco, los conocedores europeos del café pronto reconocieron las variedades de esta nación como unas de las mejores del mundo, y decenas de costarricenses comenzaron a estudiar medicina, ingeniería y bellas artes en las universidades más prestigiosas de Europa. Más importante aún, Costa Rica ahora tenía acceso a la riqueza del continente europeo. El rostro de esta pequeña “Costa Rica”, una vez adormecida, ahora estaba cambiando.
Durante casi cincuenta años, entre 1846 y 1890, el café fue el único producto de exportación del país. Consecuentemente, logró impulsar la infraestructura de forma notable, como la creación de los primeros ferrocarriles que unen Costa Rica con el Atlántico, así como la financiación del Hospital San Juan de Dios, la primera oficina de correos e imprenta del gobierno. Asimismo, tendría un impacto en la cultura, ya que el Teatro Nacional es producto de la economía cafetera temprana, junto con las bibliotecas originales de la nación y la Universidad Santo Tomás.
La infraestructura cafetera de Costa Rica le dio por mucho tiempo una ventaja a la hora de obtener un mejor precio en el mercado internacional. En este sentido, el proceso húmedo se introdujo en 1830; en 1905, ya había doscientos molinos húmedos en el país. Los cafés lavados alcanzaron precios más altos, y en este momento procesar de esta manera contribuyó a su calidad percibida.
La industria del café siguió creciendo hasta llegar a sus límites geográficos: la población aún se estaba extendiendo desde San José al resto del país y los agricultores buscaban nuevos territorios para cultivar. Sin embargo, no toda la tierra era apta para la cosecha, algo que aún frena el crecimiento de la industria hasta la fecha.
Es innegable que el café costarricense tuvo una buena reputación y logró buenos precios durante mucho tiempo, a pesar de que sus producciones eran típicamente limpias y agradables, en lugar de interesantes o inusuales. En la última parte del siglo XX, hubo un impulso para alejarse de las variedades tradicionales y optar por variedades de alto rendimiento. Si bien estas transiciones tienen sentido económico, muchos en el sector del café de especialidad sintieron que la calidad de la taza disminuyó y se volvió aún menos impresionante. Por fortuna, ha habido cambios recientes que han despertado mucho interés en los granos de mayor calidad que se producen en el país.
El Papel del Gobierno
Desde el principio, la producción de café se fomentó fuertemente en Costa Rica, y se regalaron tierras a quienes deseaban cultivar en ella. En 1933, bajo la presión de la comunidad cafetera, el gobierno creó el Instituto para la Defensa del Café. Originalmente, la institución iba a desempeñar un papel en el intento de evitar que los pequeños productores fueran explotados por aquellos que compraban su cereza de café a bajo precio, para luego procesarla y venderla obteniendo una ganancia mucho mayor. En efecto, lo hicieron estableciendo un límite en los ingresos que podrían obtener los procesadores más grandes.
En 1948, el organismo gubernamental se convirtió en la Oficina del Café, aunque algunas de sus responsabilidades fueron al Departamento de Agricultura. Finalmente, esta organización se convirtió en el Instituto del Café de Costa Rica (ICAFE), que aún existe en la actualidad. El ICAFE tiene una amplia participación en la industria cafetera, administra fincas de investigación experimental y promueve la calidad de los granos costarricenses en todo el mundo. A propósito, está financiado por un impuesto del 1,5 por ciento sobre todas las exportaciones de café de la nación.
Uno de los detalles más importantes a tener en cuenta es que el gobierno de Costa Rica tomó medidas sólidas y seguras para afianzar su prosperidad económica garantizando la calidad del café que allí se cultiva. Es por esta razón que aprobaron una ley a principios del siglo XX que establece que solo se puede cosechar variedades Arábica en el país. Esto es único en la industria mundial; ninguna otra región productora regula la calidad del café tan completamente como Costa Rica.
La Revolución del Micro Molino
El café costarricense había conseguido una reputación de buena calidad desde hace mucho tiempo y, como tal, alcanzaba un precio superior en el mercado de productos básicos. No obstante, lo que le faltaba a medida que se desarrollaba la industria de especialidad, era sobre todo en lo que respecta al café rastreable. Por lo general, las exportaciones desde Costa Rica alrededor del cambio de milenio llevaban marcas que eran esencialmente creadas por los grandes molinos, que fueron llamados beneficios. Estas marcas ocultaban dónde se había cultivado el café con exactitud y el terruño o las cualidades únicas que podía poseer. Es decir, había poco en la cadena de procesamiento para diferenciar los lotes individuales.
Sin embargo, a mediados y finales de la década de 2000, hubo un aumento dramático en los micro molinos. Los agricultores estaban invirtiendo en su propio equipo de pos-cosecha a pequeña escala y haciendo ellos mismos una mayor parte del procesamiento. Esto significó que pudieron aumentar el control sobre su café, al mismo tiempo que la diversidad de estilos y variedadesde todas las regiones de Costa Rica incrementaba dramáticamente. En el pasado, un cafeto único e inusual se habría mezclado con aquellos de fincas vecinas, pero ya no.
Por supuesto, esto hace que los cafés costarricenses sean emocionantes de explorar, ya que ahora es más fácil que nunca probar varios granos diferentes de un área en particular uno al lado del otro, y comenzar a ver el efecto que la geografía puede tener en el sabor.
Café y Turismo
Costa Rica es considerado uno de los países más desarrollados y seguros de los que conforman Centroamérica. Sin dudas, esto lo convierte en un destino turístico increíblemente popular, en especial entre los norteamericanos. El turismo no solo ha venido a desplazar al mercado cafetero como principal fuente de ingresos del exterior, sino que también ha chocado y combinado con él. De tal manera, el ecoturismo es particularmente popular en la nación, tanto así, que incluso es posible visitar y realizar recorridos por muchas fincas cafetaleras del país. Frecuentemente, los que ofrecen estas excursiones son las haciendas más grandes, con menos enfoque en la calidad absoluta, no obstante, es interesante tener la oportunidad de ver de cerca cómo funciona el cultivo de café.
Trazabilidad
En la actualidad, la propiedad de la tierra es bastante común en Costa Rica, donde el noventa por ciento de los productores de café son dueños de fincas pequeñas y medianas. Como tal, es posible encontrar variedades trazables a una hacienda individual o una cooperativa en particular.
Perfil de Sabor
Los cafés costarricenses suelen ser muy limpios y dulces, aunque a menudo tienen un cuerpo muy ligero. Sin embargo, recientemente los micro molinos están produciendo una gama más amplia de sabores y estilos.
Regiones de Cultivo
Número de sacos de 60 kg en 2020: 1.450.000
Costa Rica ha tenido éxito en el pasado en la comercialización de sus cafés bajo los nombres de las regiones que los producen. A pesar de esto, existe una gran diversidad de sabores dentro de cada territorio, por lo que vale la pena explorar cada una de ellas para ver qué pueden ofrecer.
Valle Central
Con la ciudad capital de San José ubicada aquí, esta es la región más poblada de Costa Rica y la que ha estado cultivando café durante más tiempo. Normalmente se divide en las subregiones de San José, Heredia y Alajuela. Hay tres volcanes clave en el área, Irazú, Barva y Poás, que afectan la topografía y el suelo.
Altitud: 900-1600 m
Cosecha: noviembre-marzo
Valle Occidental
Los primeros agricultores se establecieron en la zona del Valle Occidental durante el siglo XIX y trajeron los cafetos con ellos. En esencia, está dividida en seis territorios, centrados en las ciudades de San Ramón, Palmares, Naranjo, Grecia, Sarchi y Atenas. La ciudad de Sarchi presta su nombre a una variedad específica llamada Villa Sarchi. Con respecto a las altitudes, las más altas de la región se encuentran alrededor de Naranjo, y se pueden obtener algunos cafés impresionantes en toda esta área.
Altitud: 700-1600 m
Cosecha: octubre-febrero
Tarrazú
La región de Tarrazú tiene una buena reputación desde hace mucho tiempo; de hecho, durante años el café de aquí casi podría haberse considerado un grado de alta calidad. Probablemente, ese café era solo café ordinario recolectado de diferentes fincas y mezclado para crear un lote grande. Sin embargo, la marca de Tarrazú ganó suficiente fuerza a lo largo de los años como para que los granos de fuera del territorio se comercializaran bajo el nombre de la región para aumentar su valor. Las fincas cafetaleras más altas del país se encuentran acá y, como muchas de las otras regiones, se benefician de una estación seca distinta durante la cosecha.
Altitud: 1200 a 1900 m
Cosecha: noviembre-marzo
Tres Rios
Tres Ríos, una pequeña zona al este de San José, también se favorece de los efectos del volcán Irazú. En realidad, esta área se consideraba relativamente remota hasta hace poco, pero ahora el mayor desafío para la industria cafetera ya no es obtener acceso a energía o infraestructura, sino la amenaza del desarrollo urbano. Se requiere más tierra para la vivienda y Tres Ríos produce cada año menos café, ya que los terrenos se venden para la expansión inmobiliaria.
Altitud: 1200-1650 m
Cosecha: noviembre-marzo
Orosi
Se trata de otra región pequeña pero más al este de San José, Orosi tiene más de un siglo de producción de café en su historia. Básicamente, el territorio es un largo valle, que compromete las tres subregiones de Orosi, Cachí y Paraíso.
Altitud: 1000-1400 m
Cosecha: agosto-febrero
Brunca
La región de Brunca se divide en dos cantones: Coto Brus, que limita con Panamá, y Pérez Zeledón. De los dos, Coto Brus depende más del café como parte integral de su economía. En el pasado, los colonos italianos llegaron aquí después de la Segunda Guerra Mundial y, con los costarricenses, iniciaron fincas cafetaleras en la zona.
Las variedades de Pérez Zeledón fueron sembradas y producidas por primera vez por pobladores del Valle Central del país, hacia fines del siglo XIX. A propósito, gran parte del café que se cultiva en Brunca es Caturra o Catuai.
Altitud: 600-1700 m
Cosecha: agosto-febrero
Turrialba
La cosecha en esta región es más temprana que la mayoría debido al clima y, particularmente, a las lluvias en la zona. Entonces, con estaciones húmedas y secas menos definidas, no es inusual ver múltiples floraciones en los cafetos aquí. De tal modo, el clima puede representar un desafío para la producción de café, ya que las variedades de muy alta calidad son bastante escasas.
Altitud: 500-1400 m
Cosecha: julio-marzo
Guanacaste
Si bien esta región occidental es grande, solo hay áreas relativamente pequeñas bajo el café. El territorio depende más de la ganadería de carne y del arroz. A pesar de esto, todavía hay una producción considerable, aunque la mayor parte de ella se cultiva en altitudes más bajas, lo que hace que los cafés deslumbrantes sean menos comunes aquí.
Altitud: 600-1300 m
Cosecha: julio-febrero